Antonio Requena subcampeón autonómico de su categoría en el Ironman ICAN Triathlon Gandia 2022



En un día con una temperatura muy agradable, aunque también con algo de viento, más de 1300 deportistas nacionales e internacionales se reunieron el pasado domingo 16 de octubre en Gandía, para la celebración de la IX edición de la Full, Half & Short ICAN Triathlon.

Se trata del único triatlón de la Comunitat Valenciana que incluye la prueba Full (distancia Ironman), que consta de 3,8 km de natación, 183 km de ciclismo y 42 km de carrera a pie. 250 fueron los participantes de la misma, entre ellos Antonio Requena. El noveldense, integrante del Elche Triatlón Club, acudía tras la recuperación de una rotura de clavícula, sufrida tras una inoportuna caída en bicicleta mientras entrenaba, a tan solo cuatro meses antes de la prueba. Este contratiempo lo obligó a forzar un paréntesis en su preparación, lo que hizo complicada su presencia para la misma. Aun así, con su pensamiento centrado en la carrera, Requena tiró de pundonor y se centró en su recuperación, la cual, por fortuna, fue rápida y sin contratiempos. En el momento en que fue posible y su médico se lo permitió, volvió a los entrenamientos, dedicando incontables horas sobre el rodillo, y realizando largas caminatas con el brazo en cabestrillo para mantener la forma y lograr su objetivo.

Finalmente llegó el día de la carrera, y Requena afrontó estoicamente el reto:

  • En la primera prueba de natación el triatleta se sintió muy cómodo, logrando finalizar los 3,8 kilómetros en mar abierto con un fenomenal tiempo de 1 hora 14minutos y 2 segundos.
  • Tras ello tocaba ciclismo, la modalidad mejor preparada gracias a las horas y horas de entrenamiento sobre el rodillo. No obstante 183 Km se le hicieron bastante largos, sobre todo los últimos 30, pero los ánimos de los familiares y amigos que fueron a acompañarle, y del resto del público, lograron dar alas a Requena para conseguir llegar al final de la prueba, en el que consiguió terminar con un tiempo de 5 horas, 26 minutos y 11 segundos.
  • Finalmente tocaba afrontar los 42 kilómetros de carrera a pie (su punto débil), esfuerzo que se vio agravado por la lesión, y en consecuencia, por la falta de entreno suficiente. No tuvo un mal comienzo y consiguió llevar un buen ritmo en el primer tramo, pero tras pasar el punto de los 21 kilómetros, empezó a notar el cansancio y afloraron los dolores musculares. Reponiendo fuerzas en cada avituallamento, y con el empuje de los suyos desde el público, con un gran esfuerzo físico, psíquico y mental, el noveldense lograba cruzar la meta de manera épica, completando el Ironman en 4 horas, 2 minutos y 45 segundos, dejando un tiempo final de triatlón en 10 horas, 49 minutos y 40 segundos, consiguiendo un sensacional 52º puesto de la general, y el 50º clasificado masculino.

Este resultado esta ligeramente por debajo del obtenido en su primer triatlón en 2020, donde logró cruzar la meta en 10 horas y 45 minutos (tan solo 4 minutos antes), siendo 1er clasificado autonómico en edad 30-34, 3º de su categoría, y 38º de la general, pero si se tienen en cuenta las circunstancias sufridas este año por el triatleta, es un fenomenal resultado, que de haber estado en óptimas condiciones, sin duda habría mejorado.

Antonio Requena se mostraba muy satisfecho tras cruzar la meta (más aun teniendo en cuenta todas las circunstancias vividas antes y durante la carrera), y así lo reflejaba en sus declaraciones:

Este no ha sido un Ironman cualquiera para mi, ya que no solo fue difícil la preparación deportiva, había que añadir la salida de una grave lesión… Donde pintaba un buen sábado de entreno con bici, la mala fortuna hizo que se cruzaran 2 hermosos gatos en mi camino, provocando una caída y una rotura de clavícula a falta de 4 meses y medio de la competición, con lo que todo ello conllevó: operación, reposo, recuperación… al final por fortuna se acortaban los plazos para poder entrenarlo. Cuando ya veía casi imposible el poder llegar a la fecha con alguna opción de terminarlo, el traumatólogo me dijo que podía empezar a hacer algo y no lo dudé: zapatillas, brazo en cabestrillo y a caminar. También podía subirme en el rodillo (bendito rodillo), pero aun no entiendo como he podido echar tantas horas ahí subido. La motivación cada vez costaba más… Se veía la luz por poder empezar a hacer cosas, pero a la vez me quedaba sin tiempo de buenos entrenos. Se me llegó a pasar por la cabeza varias opciones: desde no ir, hasta cambiarme de distancia, pero como soy un poco cabezón me dije ‘ya que estoy voy a intentarlo, y si no puedo pues no pasa nada’. De esta forma, seguí el programa de entrenamientos, adaptándolos a las circunstancias.

El día de antes ya empezaba a notar un cosquilleo, pero nada que ver con otros. Iba sin ninguna presión y con el objetivo de acabarlo. Por la mañana, el día de la prueba, seguía igual, cosa que me extrañaba. Desayuné normal, y ya para boxes y ahí ya no había vuelta atrás. Últimos preparativos y a la espera de empezar. En ese momento es cuando llegaron los nervios y las dudas, pero aun así con muchas ganas de intentar el reto. Allí tengo el apoyo de mi gente, los que han estado y confiado en mí desde el primer día, cosa que se agradece el tenerlos cerca en esos momentos.

Llegó el momento de tirarse al agua. Dos brazadas para calentar y bocinazo de salida. Veo unos pies delante de mí que llevaban buen ritmo y bastante cómodo, no dudo en seguirlo. A los 2000 metros se para y me quedo sin ellos. Continúo hasta poder coger otros para salvar la primera prueba y así lo hago. Ya estaba hecha la natación y con muy buen tiempo. Me subo a la bici que es lo que mejor llevaba por las horas de rodillo. Son 183 Km que se hacían largos, sobre todo los últimos 30, pero motiva el volver por el paseo para recibir esos ánimos. Empieza la carrera a pie, mi punto débil, y a parte mucha falta de entreno, sabía que iba a padecer mucho y así fue. Empecé como si nada, aprovechando el ritmo hasta que aguantara, porque sabía que el globo se iba a deshinchar. Conforme pasé la media maratón ya empezaba a notar cansancio y dolores musculares. Aquí sí que era sobrevivir ya parando en cada avituallamiento para ir reponiendo e intentar venirme arriba. Cuando iba a pasar por dentro, estaba mi gente para darme esos ánimos y empujarme para llegar a meta. Ya en el último avituallamiento, pensé en no parar, cosa que los fantasmas de “para y descansa un poco durante la carrera” siempre están, pero si caminas en esas condiciones estás KO”, no hay quien mueva las piernas luego. Así que finalmente hice lo mismo que en todos, era necesario tomar algo. Acabo eses 3 últimos km muy rígido muscularmente, e incluso con dolores de rodilla, pero ya quedaba nada… cruzaba la meta y volvía a ser un Finisher más de otro Ironman. Contento por los resultados, y a por las siguientes pruebas.

Agradecer como siempre a todos los que creen en mi, y a los que aquel 28 de mayo no les di un buen despertar a las 7 a.m.”.

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